En Gigonsa sabemos bien que el combustible diésel es el corazón de muchos motores industriales, de transporte, agrícolas o marítimos. Pero también sabemos que existe un enemigo silencioso y muchas veces subestimado: el agua. A continuación abordamos por qué consideramos que el agua en el diésel es su «peor enemigo», qué mecanismos de daño desencadena, y cómo protectores adecuados pueden marcar la diferencia.
Motores diésel industriales son vulnerables a la contaminación por agua en el combustible
Cómo entra el agua en el diésel
El diésel normalmente no está absolutamente libre de agua disuelta —esas pequeñas trazas en solución—, pero el verdadero problema comienza cuando esa agua se convierte en agua libre o emulsionada en el combustible.
Las fuentes por las que el agua puede incorporarse al diésel son diversas: condensación dentro del tanque por cambios de temperatura, acumulación de humedad, fugas o respiraderos mal sellados, agua residual durante el transporte o almacenamiento, tanques de combustible que no se mantienen adecuadamente.
En el contexto mexicano, por ejemplo, donde hay abundante humedad, transporte pesado y climas que exponen tanques y maquinaria a condiciones exigentes, este fenómeno es particularmente relevante.
Los efectos de la humedad y el agua en los sistemas de inyección
La presencia de agua en el diésel inicia una cadena de fallas que afectan directamente los componentes de inyección, el motor y la potencia general.
Corrosión y óxido
El agua en contacto con componentes de hierro, acero, aluminio y otros metales internos genera corrosión, óxido y degradación de superficies. Según estudios técnicos el agua libre combinada con ácidos provenientes del combustible puede corroer metales ferrosos y no ferrosos, incluso provocando fallas de inyectores en menos de 300 horas de uso.
Este óxido genera partículas que circulan en el combustible, pasan por filtros y llegan a inyectores o bombas de alta presión, provocando desgaste abrasivo y fallos prematuros.
Abrasón
El diésel actúa también como lubricante dentro del sistema de inyección; cuando el agua se mezcla, reduce la viscosidad del fluido lubricante y disminuye la «almohadilla» lubricante entre piezas móviles. El resultado es un aumento del desgaste por abrasión.
Esto significa que los componentes internos trabajan con menor protección, lo que acelera su deterioro.
Decapado, formación de ácidos, picaduras
Cuando el agua está presente, el combustible puede degradarse más rápido, liberando sulfuro de hidrógeno, ácido sulfúrico y otros subproductos ácidos que atacan las superficies metálicas. Este fenómeno de «picaduras» y decapado se ha documentado como consecuencia directa de la interacción entre agua + combustible + metales.
De esa forma, la entrada de agua no solo genera corrosión convencional, sino un desgaste químico agresivo.
Contaminación microbiana
El agua libre en tanques o líneas favorece la proliferación de microorganismos (bacterias, hongos, algas) que producen lodos, ácidos y limos que afectan filtros, tanques, tuberías y el propio combustible. Los microbios actúan como catalizadores del deterioro interno del combustible y del sistema de inyección.
Cristalización y bloqueo por hielo
En ambientes fríos, el agua libre puede congelarse formando cristales de hielo, que actúan como partículas duras o simplemente bloquean filtros y líneas de combustible. Este tipo de fenómeno reduce el flujo, obstruye el sistema y puede generar paros inesperados.
Pérdida de potencia y aumento del costo operativo
Más allá de los daños mecánicos, la presencia de agua en el combustible afecta directamente el rendimiento del motor y por ende la productividad. El diésel en emulsión o con agua disuelta pierde poder calorífico, lo que se traduce en una disminución de al menos un 15 % en la potencia y un aumento similar en el consumo de combustible según evaluaciones del sector.
Los efectos simultáneos: mayor consumo, menor eficiencia, mantenimiento más frecuente, paros imprevistos y reducción de la vida útil de los equipos. En México, y en particular en industrias como la agrícola, de transporte o generación eléctrica, estas pérdidas pueden representar costos significativos. Además, la contaminación del combustible o del agua de abastecimiento (como se ha observado en zonas de la Ciudad de México) agrava la situación y añade riesgos de fallas masivas.
Por ejemplo, se han registrado fallas prematuras en líneas de inyección, pérdida de potencia, mayores emisiones contaminantes, mantenimiento no programado y, en consecuencia, parada productiva.
El agua y el diésel no se mezclan, pero el agua puede emulsionarse en el combustible causando graves daños
Cómo prevenir la entrada de agua y sus efectos
La prevención es clave, y aquí presentamos prácticas que consideramos esenciales para minimizar el riesgo.
Asegurar que el combustible provenga de fuentes confiables y que el almacenamiento sea adecuado. El primer paso es usar combustible de alta calidad.
Mantener los tanques de combustible limpios y con sellado adecuado, limitar la entrada de aire y humedad, evitar condensaciones.
Instalar separadores de agua y filtros de combustible con capacidad para eliminar el agua y las emulsiones antes de que lleguen al sistema de inyección.
Drenar regularmente filtros y tanques para eliminar agua libre acumulada.
Realizar análisis periódicos del combustible para detectar presencia de agua disuelta, agua libre o emulsiones. Estudios técnicos advierten que el agua debe mantenerse por debajo del punto de saturación para no generar daño.
En climas fríos, tomar especial atención a la posibilidad de formación de hielo en filtros o líneas de combustible.
Estas prácticas forman parte de una estrategia de gestión del agua en combustible, que cada vez más fabricantes y operadores consideran indispensable.
Comparativa de efectos del agua en sistemas diésel
| Problema | Síntomas | Consecuencias | Solución recomendada |
|---|---|---|---|
| Corrosión y óxido | Fallos de inyectores, partículas metálicas en filtros | Daños permanentes, fallas prematuras en menos de 300h | Sistemas de purificación avanzada |
| Abrasón | Desgaste acelerado, pérdida de presión de inyección | Reducción de vida útil de bombas e inyectores | Separadores de agua eficientes |
| Contaminación microbiana | Lodos y limos, obstrucción de filtros | Paradas no programadas, limpieza costosa de tanques | Tratamiento biocida y purificación |
| Cristalización por frío | Bloqueo de filtros en climas fríos | Paradas en operación, daños por congelación | Calentadores y sistemas anticongelantes |
| Pérdida de potencia | Mayor consumo, menor eficiencia | Incremento de costos operativos hasta 15% | Combustible purificado y seco |
Nuestra solución: la tecnología de purificación de combustible de Gigonsa
En Gigonsa estamos convencidos de que la mera filtración convencional ya no es suficiente para proteger los motores diésel frente al agua, la humedad y los contaminantes. Por eso, a través de nuestra marca AK Purifier ofrecemos soluciones avanzadas de purificación de combustible que eliminan hasta el 99 % del agua y sedimentos desde el origen, y lo hacen sin filtros reemplazables ni mantenimiento costoso.
Nuestra tecnología está diseñada para aplicaciones exigentes: industrial, transporte, marítimo, agrícola, generación eléctrica y más. Gracias a la centrifugación avanzada y al diseño robusto de las líneas Clásica, Premium y Agrícola, garantizamos vida útil prolongada (hasta 15 años y garantía de hasta por vida en línea Premium) y asistencia técnica permanente.
Con AK Purifier no solo se previene la entrada de agua libre o emulsiones al sistema de inyección, sino que se protege todo el tren de combustible: tanques, tuberías, filtros primarios, bombas e inyectores. Como resultado, se reduce significativamente el riesgo de corrosión, abrasión, crecimiento microbiano y pérdida de potencia.
Nos enorgullece acompañar a nuestros clientes en más de 25 países y con más de 10.000 instalaciones, respaldando nuestro compromiso de «Proteger el motor. Maximizar el rendimiento».
Si usted opera flotas, maquinaria agrícola, generación eléctrica o estaciones de servicio donde el combustible es crítico, le invitamos a conocer cómo AK Purifier by Gigonsa puede convertirse en su aliado estratégico para eliminar el agua y los contaminantes en diésel.
Filtros y sistemas de purificación son esenciales para eliminar el agua del diésel
El agua sí es el peor enemigo del diésel
En conclusión, afirmamos sin reservas que el agua es el peor enemigo del diésel porque ataca los puntos más vulnerables del sistema: el combustible, los tanques, las líneas, la inyección, y en última instancia el motor. Su presencia desencadena corrosión, abrasión, crecimiento microbiano, obstrucciones por hielo o lodos, y una pérdida real de potencia y eficiencia.
En el entorno mexicano y latinoamericano, donde las condiciones pueden ser más desfavorables (humedad elevada, transporte pesado, maquinaria en campo), esta amenaza adquiere mayor gravedad. Por eso, operamos con la filosofía de que prevenir es mucho más rentable que reparar. Implementar sistemas de purificación como AK Purifier no es un lujo: es una necesidad para proteger su patrimonio, garantizar productividad, reducir costos y cuidar el medio ambiente.
Desde Gigonsa, ofrecemos nuestra experiencia de más de 30 años, nuestro respaldo técnico 365 días al año, y tecnología probada para que usted tenga la tranquilidad de que su combustible diésel estará tan limpio como su motor lo exige. No permita que el agua siga siendo un sabotaje silencioso.
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